No es tarea fácil iniciar está travesía, encontrar el instante para pensar y escribir, es una peripecia en mi vida, ahora que enfrento mi tarea más importante, ser madre; además, ser esposa; y también, ginecóloga. No puedo y no quiero dejar mi carrera, es mi pasión de cada día y una labor de la que nunca dejo de aprender. Me enamoré de mi carrera desde mis años de estudiante de medicina, tiempo en el que competíamos entre compañeros sobre quién atendía más partos, sin mentir, llegamos en esos años a atender 10 partos en un turno por estudiante. Y, el día en que siendo estudiante de medicina, un buen maestro me dio la oportunidad de hacer mi primera cesárea, entendí lo que era flotar en el aire de la felicidad, una experiencia única para mí, lo sabía, quería hacer eso el resto de mi vida. Decirle a cada bebé: “Bienvenido, Dios te bendiga” Así más tarde inicié mi residencia, un camino cansado, difícil y satisfactorio. Un camino egoísta, que demanda todo tu tiempo y todo tu esfuerzo. Es la vocación lo que te impulsa a seguir. Una madre y un bebé sanos: tu recompensa. Eso es lo que es mi profesión para mí. Y ahora ¿por qué escribí este libro? ¿Por qué escribirlo, si ya hay tantos libros?, todo se ha dicho. Mas yo quiero decir las cosas de una forma diferente, no importa exponer mi corazón. No quiero llenar tu mente de enfermedades que no son necesarias que conozcas. La idea del libro surgió hace mucho ya, y al iniciar mi embarazo renació ese sueño, decidí escribir mi experiencia en el embarazo para poder compartirla, no quiero que sea solo un diario más. Si con este libro puedo ser de ayuda y apoyo para ti durante tu embarazo, entonces estoy cumpliendo mi propósito. Te he hablado un poco de mí, pero este libro trata de ti, y de esta nueva experiencia que le ha dado a tu vida un giro completo, así como un día me sucedió a mí. Quiero acompañarte en cada cambio y cada duda, cada sentimiento y emoción. Emprendamos este camino juntas, como amigas. Y déjame compartirte mi experiencia como ginecóloga, y mi experiencia como madre, para la cual no se estudia; no importan los años de estudio de ginecología, la ciencia no te prepara para vivir en carne propia este torbellino de emociones. Eres una madre más, susceptible, sensible, con todas las preocupaciones de toda madre. Entonces, emprendamos este camino de la mano y pido a Dios que nos guíe y me guíe, para ser la mejor ayuda posible para ti y así culmines tu embarazo de la mejor forma posible, con un bebé saludable. Y que vivas cada día confiada, con fe en que todo estará bien, llevando a cabo siempre lo que a ti te corresponde. Tranquila, abrocha cinturones, ajusta tu pancita, y prepárate para la mejor experiencia de tu vida: la maternidad.
