Si los sesenta son sinónimo de revuelta en el campo político y existencial, si todo lo alteraron y luego nada pudo ser vivido igual, si en esa época tenemos el embrión de nuestro mundo, otro tanto podría decirse de ese libro-revuelta que fue El Anti-Edipo: ya nada puede ser pensado igual luego de él.
La filosofía es para Guattari-Deleuze la actividad de creación de conceptos, acto constructivo –casi salvaje– con tanteos, idas y vueltas, ajustes, modulaciones, una verdadera fábrica donde se forjan las nociones que “dicen”, en este caso, aquel mundo en fase de alteración radical que era ese mundo post-68.
Los Escritos para El Anti-Edipo se componen de los manuscritos-cartas-papeles inéditos que Félix Guattari dirigió sistemáticamente a Gilles Deleuze por más de tres años, antes, durante y apenas después de la salida del libro. Stéphane Nadaud, sagaz compilador, nos invita al juego de las comparaciones: ¿cuáles de todas estas intuiciones guattarianas pasaron a El Anti-Edipo y cuáles no? Para despejar, de paso, los equívocos respecto a los fabricantes.
Tenemos aquí toda una cocina a la vista, ingredientes, condimentos y mucho de aquel “secreto de fabricación” del que ambos hablaron pero que se guardaron bastante de revelar. EL ÚNICO CRITERIO ES QUE FUNCIONE se puede leer en un letrero en la cabecera de esa imaginaria cocina. Se abre aquí la experiencia de un maquinismo radical que obrará como acto inaugural de una filosofía del porvenir, el materialismo de nuestro tiempo.