Es la primera novela hispanoamericana y se inscribe en la tradición del Lazarillo de Tormes y El diablo cojuelo. Narrada en primera persona cuenta la historia de un pícaro en su lecho de muerte. Estilo sencilo lleno de digresiones morales, a través de los cuales pasa repaso a las formas morales, religiosas, de educación y de hipocresía.