ANDREA TORNIELLI / PAPA FRANCISCO
La misericordia es el primer atributo de Dios. Es el nombre de Dios. No hay situaciones de las que no podamos salir, no estamos condenados a hundirnos en arenas movedizas.
En el centro, se halla el tema que más le interesa –la misericordia–, desde siempre eje fundamental de su testimonio y, ahora, de su pontificado. En cada página vibra el deseo de llegar a todas aquellas almas –dentro y fuera de la Iglesia– que buscan darle un sentido a la vida, un camino de paz y de reconciliación, una cura a las heridas físicas y espirituales. En primer lugar está esa humanidad inquieta y doliente que pide ser acogida y no rechazada: los pobres y los marginados, los presos y las prostitutas, pero también los desorientados y los que viven alejados de la fe, los homosexuales y los
divorciados.