La fugaz visita de su hijo prematuro muestra a un padre el poder transformador de un diario de agradecimientos en la búsqueda de la felicidad. El 14 de enero de 2016 fue un día devastador en la vida de Luis Pedro Recinos. Thiago, su tercer hijo, falleció ante sus ojos diecinueve horas después de haber nacido, con apenas 24 semanas de gestación. Tan solo dos semanas antes, el joven padre se había propuesto escribir cada día, durante todo el año, una frase breve para agradecer un evento especial de su jornada. Lo había cumplido ininterrumpidamente, pero tras su pérdida estuvo a punto de suspender el emprendimiento. Sin embargo, una fuerza lo movió a encontrar en su dolor la razón para cumplir con su objetivo y documentar durante 365 días consecutivos sus sentimientos de gratitud. A lo largo de su travesía, Luis Pedro comprendió que no existen las casualidades y que la breve existencia de su bebé no solo lo preparó para la llegada de su cuarto hijo —también extremadamente prematuro, ese mismo año—, sino que lo llevó a reencontrarse con sus valores, a vivir con un propósito y a descubrir la felicidad en el poder transformador de un diario de agradecimientos. El libro que escribió honra El legado de Thiago, su ángel guardián.
