Sin duda es la literatura norteamericana la que ha proporcionado una mayor y más personal aportación a la novela de terror, dejando una huella indeleble con autores de la talla de Nathaniel Hawthorne, Ambrose Bierce, Howard Philips Lovecraft y Edgar Allan Poe, el más célebre de todos ellos, que nos hace gala tanto de un terror negro –macabro y tenebroso-, como de un terror blanco –psicológico y poético-, elevando así a niveles de arte la literatura de terror. Después de Poe, el género de intriga y terror ya no vuelve a ser el mismo.
La solidez y el nivel de exigencia que aporta suponen un salto cualitativo y cuantitativo de enormes proporciones, que hace que para muchos esté considerado como el padre y nuevo descubridor de este tipo de género, así como de la novela policiaca y detectivesca.