Fábula alegórica en los mares del sur, el punto de partida de la fábula de El diablo en la botella es común en la literatura de todos los tiempos, desde la lámpara de Aladino hasta el pacto con el diablo de Fausto: Keawe queda fascinado por un diablillo en una botella que le concederá cualquier deseo excepto alargar la vida; pero poseer la botella tiene también sus consecuencias... Las mismas tradiciones aparecerán también mezclados junto con elementos polinésicos en La isla de las voces: el mar, los conflictos entre nativos y blancos, la magia y los elementos sobrenaturales y, por supuesto, una historia de amor.
Robert Louis Stevenson, conocido universalmente como autor de La isla del tesoro, explora en estos dos relatos todo un mundo de magia y superstición, que consigue narrar con su habitual maestría narrativa.