partir de este libro capital de 1941, se desarrolla la obra más equilibrada de Vicente Huidobro, ya anunciada en el gran texto que es Altazor. Por un lado, el poeta visceral, de confesión personal, angustiado, que busca la fusión entre lenguaje y subjetividad y por otro, el poeta lúdico y experimental del creacionismo que se distancia del lenguaje y que activa las energías de la lengua en su propio movimiento.
El Huidobro de El ciudadano del olvido es el mejor Huidobro: el de la metáfora pura, pero también del humor; el del verso recargado y paroxístico, pero también de la realidad cotidiana; el de la búsqueda de la trascendencia, pero también del buceo interior angustiado; el de la tecnología y modernología, pero también de la humanidad, de la muerte, y del amor.
El ciudadano del olvido es un libro fundamental en la obra total de Huidobro y también en la poesía de su tiempo. Entre el experimentalismo creacionista y el regreso a un interioridad que busca hermanarse con la humanidad, el poeta vuelve a sí mismo: "Es para llorar que buscamos palabras en el corazón/ En el fondo del viento que hincha nuestro pecho/ En el milagro del viento lleno de nuestras palabras... es para llorar es para llorar".
