«A diferencia de los tratados occidentales de estrategia militar, centrados en aspectos puramente técnicos, el lenguaje de El arte de la guerra está sembrado de imágenes simbólicas, alegóricas y poéticas que sitúan el escenario de la confrontación en esferas que pueden trascender lo cotidiano, elevándolo a la búsqueda mística o la disolución del yo en una realidad superior. […] Todo ello da origen a una ética de la disuasión: es mejor no entrar en batalla, intentar alcanzar los objetivos de nuestro soberano por medios no violentos.»