Aunque cada vez que un escritor recibe un premio buena parte de la crítica y de sus compañeros de profesión le dedican unas cuantas líneas cordiales, el premio Cervantes de este año ha generado un alud de elogios por parte de sus colegas de más prestigio. Las buenas palabras se han pronunciado de todos los territorios de habla castellana. Desde sus compatriotas Carlos Monsiváis y Jorge Volpi a los españoles Gándara y Vila-Matas (que no duda en considerarlo su maestro vital y literario) pasando por el cubano Raúl Rivero y el gran Bryce Echenique quién, desde la feria de Guadalajara, confesó la profunda admiración que le produjeron sus cuentos y destacó: "su inteligencia y que su prosa tuviera frases tan largas en un género que reclama brevedad, la frase corta, punzante, incisiva", y nos dió un par de pinceladas sobre el estilo del autor: "Es una anécdota más, pero muy reveladora de la trayectoria de Sergio Pitol. Si las frases de los cuentos deben ser cortas, él las hace largas. Si lo que importa es volcar una emoción rotunda, él prefiere deslizarse por los laberintos de la inteligencia.(...) Si lo que se estilaba era el realismo mágico o el realismo a secas, él se embarcó en una trilogía llena de excesos y dominada por la parodia. Si los textos biográficos cuentan una vida, los suyos hablan de sus lecturas, de sus viajes, de sus encuentros con amigos". Queda bien patente, pues, el aprecio que la profesión tiene por el Cervantes de este año. Desde aquí les animamos a descubrir, si aún no lo han hecho, una de las voces más renovadoras de la literatura de las últimas décadas.
