Si hay un mito literario que haya alcanzado la universalidad a lo largo de este siglo, sin duda es el de Drácula, el arquetipo mismo del vampiro. Publicada a finales del siglo pasado y recibida todavía como una novela gótica tardía, sus repercusiones han desbordado con creces el ámbito cerrado del género. Gracias a una hábil amalgama de folklore e historia auténtica, Drácula ha sabido encarnar la esencia misma del vampirismo hasta convertirse en el epítome del personaje más popular de la ficción sobrenatural.