Para descubrir a veces es necesario realizar viajes asombrosos y afrontar grandes peligros. Pero otras veces se puede descubrir aprendiendo a mirar lo que tenemos ahi, justo frente a la nariz. Algo de eso le pasa a los curiosos personajes que habitan las cuatro historias de estas paginas: un mago que es el hazmerreir de todos; un amante que viaja por el mundo en busca de su amor imposible; un trapecista que solo vive feliz en las alturas y los habitantes de una ciudad que quieren ser recordados. Y, por supuesto, un conejo. Despues de haber realizado un descubrimiento, uno ya no es el mismo, porque el mapa de su corazon tiende a agrandarsele y le vienen ganas (aunque tenga un poquito de miedo) de conocer y sentir personas, cosas y lugares nuevos.