Urgente, iconoclasta y enormemente persuasivo, Contra las elecciones sólo deja una pregunta sin contestar: "¿Qué estamos esperando?"
La democracia no goza de buena salud y Contra las elecciones ofrece un diagnóstico tan necesario como inesperado, y un remedio muy antiguo. David van Reybrouck, uno de los más destacados jóvenes intelectuales europeos, observa que se está propagando como una plaga lo que él llama "síndrome de fatiga democrática", un trastorno aún poco estudiado pese a que ya lo padecen numerosas sociedades occidentales y que "es a todas luces una consecuencia normal de la santificación del sistema representativo electoral".
Las últimas elecciones han confirmado el auge de los populismos basados en el miedo y una amplia desconfianza hacia los políticos; han resultado ser concursos de popularidad en lugar de un contraste razonado de propuestas.
Como explica este brillante libro, el objetivo inicial del sufragio era excluir a la gente del poder mediante la selección de una élite que gobernara. Es más, durante la mayor parte de los tres mil años de historia de la democracia, las elecciones no existían y los cargos se repartían mediante una combinación de sorteos y voluntariado.
