Pocas experiencias son tan intensas y complejas
como la terapia de pareja. Para los consultantes,
porque no saben si la persona que tienen enfrente
realmente los va a poder ayudar y, a pesar de ello,
deben mostrarle su mundo privado, su intimidad,
sus miserias y darle su confi anza. Para el terapeuta, entre muchas otras cosas, porque debe lograr
conectar emocionalmente con ambas personas
sin que ninguno sienta que no lo entiende o que
toma partido por el otro. Las técnicas habituales
con las que los psicólogos abordan las difi cultades de sus pacientes suelen ser insufi cientes para
ayudar a una pareja. Las emociones y reacciones
que se generan al estar mal con el cónyuge, son
mucho más intensas y profundas que las emociones y reacciones frente a otras problemáticas
o vínculos.