En este último volumen de la Trilogía de la frontera, McCarthy reúne a John Grady y a Billy Parham, los protagonistas de las dos primerasnovelas. Cormac McCarthy (1933) nació en Rhode Island, Estados Unidos. Lascircunstancias de su biografía se hallan envueltas en la leyenda: noconcede entrevistas, se dice que vivió bajo una torre de perforaciónpetrolífera y que en su juventud llevó la vida de un vagabundo.Considerado como uno de los más importantes escritores norteamericanos de la actualidad, la publicación en 1992 de Todos los hermososcaballos, ganadora del National Book Award, lo reveló como uno de losautores de mayor fuerza de la nueva narrativa norteamericana. Suéxito, de crítica y público, se vio incrementado con la publicación de En la frontera y Ciudades de la llanura, que completan la llamadaTrilogía de la frontera. Otras de sus obras son Hijo de Dios,Meridiano de sangre, El guardián del vergel, Suttree, No es país paraviejos y La carretera. En este último volumen de la Trilogía de la frontera, McCarthy reúne a John Grady y a Billy Parham, los protagonistas de las dos primerasnovelas. Dos antihéroes que arrastran un pasado de desarraigo yverdadero exilio interior en un mundo en el que su forma de vida,individualista e independiente, se ve marginada por la invasión de lamodernidad. La acción arranca en 1952 en un rancho de Nuevo México que está a punto de ser expropiado por el ejército. Con el escenario defondo de las tierras fronterizas entre Estados Unidos y México, lugarde encuentro y desencuentro de dos universos aparentementedivergentes, la vida de ambos protagonistas se verá atravesada por laaparición de unos valores en los que nunca encontrarán acomodo.Condenados por una historia que ya no cuenta con ellos, Billy y Gradydevienen así los verdaderos supervivientes de un mundo en el que lalealtad, el valor, el esfuerzo y la vida en contacto con lanaturaleza eran algo más que una reliquia. «Cormac McCarthy pertenece a la saga de los enigmáticos, como Pynchono Salinger, y su obra alcanza las cimas de un Melville o unFaulkner.»La Vanguardia