Los niños y los cuentos van de la mano por la vida. El cuento no ha nacido para engañar, sino para iluminar. Contarle un cuento a un niño puede ser una manera de salvarlo. Si el cuento no es solo ficticio y se relaciona con la vida real, la ganancia puede ser doble. Este es el caso de CHICHIO. El dolor se hizo en él bandera de colores.
Cuèntele a sus hijos la hazaña de este hèroe: el fràgil cascaroncito, redimido de la basura por la mano prodigiosa de un mago, que hoy une a numerosas familias y logra que muchos niños enfermos de càncer vuelvan a sonreír. La solidaridad puede ser un cuento, pero es sobre todo una virtud.
Sucediò en una cocina muy grande y muy oscura una humilde cascarita de huevo fue condenada al basurero. De pronto, cuando màs temblaba de miedo y de tristeza, la cascarita fue rescatada or una mano misteriosa, que la limpiò, la pintò de lindos colores y la convirtiò en un un cascaròn hermoso, al que puso de nombre CHICHIO.
La mano era de un mago sonriente. Desde entonces ambos se hicieron amigos y dedicieron trabajar juntos en la màs bella empresa que se conoce: Sonreìr, hacer sonreìr a los demàs y pintar sonrisas en cascarones.