Rainer Maria Rilke mantuvo una peculiar y nunca interrumpida correspondencia navideña con su madre, Sophie Entz, desde 1900 --cuando se establece en la colonia de artistas de Worpswede, cerca de Bremen-- hasta 1925, año anterior a su fallecimiento. Estas cartas sobresalen por la homogeneidad de su contenido y tono respecto de la ingente correspondencia que el poeta envió a su madre, con quien tuvo una relación cuanto menos problemática. Están escritas con gran delicadeza lingüística y contienen algunos rasgos conmovedores: son firmadas siempre por "René", nombre usado solo en el ámbito íntimo; año tras año se menciona el compromiso de pensar uno en el otro a las seis de la tarde de la víspera de Navidad; la correspondencia nunca se interrumpió, ni siquiera durante la guerra.