¿No crees que cada día, en particular, merece la oportunidad de llegar a ser un buen día? Después de todo: “Éste es el día que hizo el Señor; exultemos y gocémonos en él” (Sal 118, 24). Pero, ¿qué tal esos días cuando hay congestionamientos de tráfico, cierran los aeropuertos, los amigos olvidan cosas importantes y nuestra pareja se queja? O, ¿qué tal los días de exámenes finales, de divorcios, de cirugías, de impuestos, o aquellos oscuros días cuando se pierde a un ser querido?
En estas páginas Lucado desglosa la encantadora fórmula que Jesús tiene para mejorar cada uno de tus días hasta que lleguen a ser excelentes: llena tu día con la gracia de Jesús, confíalo a su cuidado, acepta su dirección. Gracia, cuidado y dirección: la receta perfecta para llenar tu día con el poder divino y dar a cada día una oportunidad.
