Adrián pasa largas vacaciones con sus primas y hermanos en la Unidad Militar de El Cabo. Han crecido juntos en estas playas a las que sólo tiene acceso la familia del Lanchero, jefe de las Tropas Guardafronteras en el extremo oeste de la Isla Grande. Pescan, cazan, juegan a la guerra y al amor y descifran mensajes embotellados que las corrientes marinas arrojan en una bahía cercana. Hasta que un yate se adentra en los límites de las aguas nacionales, se acerca más en cada nueva aparición y una noche enfila proa a la Unidad. A bordo viaja una mujer. Hay que evitar que la intrusa se infiltre en su territorio. La guerra y el amor dejan de ser un juego. Al amanecer, el mar arroja un mensaje muy diferente en esta playa, la señal primera de que los días de creer y crecer en este paraíso que ha sido para ellos la Isla Grande están llegando a su fin.