Han-han mira a través de la ventana, como si esperara a alguien. De pronto, ve que un león se acerca, lo descubre herido y lo cura. Se para de nuevo en la ventana y ve a lo lejos un elefante con un colmillo roto, el pequeño lo ayuda. Otra vez en la ventana, Han-han vislumbra a una grulla; trae un ala herida, él la cuida y la consuela. Pronto él recibirá una sorpresa que cambiará su vida y que a la vez mostrará a los lectores el ansia de paz en todo el mundo.