
- Editorial:
- TALLER DEL EXITO
- Año de edición:
- 2008
- Materia:
- Autoayuda
- ISBN:
- 978-1-60738-053-5
- Páginas:
- 250
- Encuadernación:
- Epublication content package
ACRES DE DIAMANTES
RUSSEL H. CONWELL
La historia de Ali Hafed que quería encontrar diamantes para ser inmensamente rico es una alegoría de las miles de personas que desean mejorar su situación financiera y no consiguen lograrlo. Alí Hafed realiza un largo viaje sin demasiado éxito para acabar descubriendo, al final, que la historia, que tenía toneladas de diamantes debajo de su propia casa. Todos disponemos de un potencial que puede hacernos ricos y demasiado a menudo nos empeñamos en buscar tesoros exteriores que no son más que espejismos que nos distraen de lo esencial.
En este pequeño gran libro, Conwell nos descubre que la auténtica grandeza consiste en hacer grandes cosas con escasos medios y en conseguir alcanzar las más elevadas metas partiendo de cero.
Nota del editor
Prefacio
Primera parte. Acres de Diamantes No busques el éxito y la felicidad fuera de ti mismo
Capítulo 1. La historia de los acres de diamantes
Capítulo 2. Ciegos ante nuestras minas de diamantes
Capítulo 3. Reconociendo nuestra propia riqueza
Capítulo 4. Las ideas erradas respecto al dinero
Capítulo 5. La ley de la causa y el efecto
Capítulo 6. La clave del éxito en los negocios
Capítulo 7. El mito de la falta de capital
Capítulo 8. El poder de una meta sencilla
Capítulo 9. El resultado de la acción decidida
Capítulo 10. Las mujeres que descubrieron sus minas de diamantes
Capítulo 11. Las falsas ideas acerca de la grandeza y el ingenio
Segunda parte. Diez lecciones de "Acres de Diamantes" Para una nueva generación de emprendedores
Primer principio. Aquello que otra persona han logrado, cualquier ser humano lo puede lograr
Segundo principio. Segundo principio: Tanto la persona que tiene cien millones de dólares como la que tiene cincuenta centavos, poseen lo que ellas creen valer.
Tercer principio: Aquellos que ponen su mayor empeño en servir y ayudar a los demás tienen derecho a esperar mayores retribuciones. Vamos por el mundo pensando que se nos trata de manera injusta, y creyendo que somos pobres porque no nos aprecian. Deberíamos habernos vuelto necesarios para el mundo, entonces el mundo nos valoraría.
Cuarto principio: Aquellas personas que descubren qué es lo que otras personas necesitan, y se dedican a satisfacer dichas necesidades, triunfarán. Dondequiera que exista una necesidad existe la posibilidad
de hacer una fortuna.
Quinto principio: Son las mentes menos complicadas las que observan las cosas más sencillas, y las que alcanzan los mayores logros. No se trata de poseer habilidades inusuales, sino de habilidades comunes, pero estimuladas de manera poco común.
Sexto principio: En ocasiones no reconocemos nuestra riqueza porque se encuentra más cerca de lo que pensamos. No necesitamos ir demasiado lejos para encontrar los diamantes. Muchos nos encontramos junto al árbol que tiene una gran fortuna, pero nunca nos enteramos de su valor.
Séptimo principio: La mayoría de las personas no desarrollan sus habilidades porque no se imaginan que las poseen. Tristemente, muchas familias no reconocen en sus propios miembros las mismas capacidades
que le atribuyen a otras personas.
Octavo principio: Muchas personas creen que el mayor impedimento para empezar su negocio es la falta de capital. Pero lo cierto es que no es tan necesario el capital en efectivo, sino más bien el capital que representan el temple, el carácter y los propósitos
de la persona.
Noveno principio: La grandeza no consiste en el cargo que ocupes. No importa qué tan insignificante pueda parecer la obligación de un soldado; si ejecuta esta responsabilidad a cabalidad, es tan merecedor del reconocimiento de su nación como lo es el general que dirigió la batalla.
Décimo principio: La verdadera medida de nuestra vida no debería ser en años sino en obras; se mide en sentimientos e ideas y no en horas; deberíamos medir el tiempo en actos
realizados en pos del bien y no en minutos. La verdadera grandeza consiste en dar lo mejor de nosotros mismos en pos del beneficio de nuestros semejantes.