1492 es el año del “nacimiento” de la Modernidad que se originó en las ciudades europeas medievales libres, centros de enorme creatividad. Es el momento en que Europa pudo confrontarse con “el Otro”, controlarlo, vencerlo, violentarlo; cuando pudo definirse como un “ego” descubridor, conquistador, colonizador de la alteridad constitutiva de la misma Modernidad. De todas maneras, ese Otro no fue “descubierto” como Otro, sino que fue “encubierto” como “lo Mismo” que Europa ya era desde siempre. El origen de un mito de violencia sacrificial muy particular y, al mismo tiempo, un proceso de “encubrimiento” de lo no europeo.