- Editorial:
- F&G EDITORES
- Materia:
- Poesía hispanoamericana
- ISBN:
- 978-99939-38-43-9
TANTO RÍO. POESÍA INMARCESIBLE
CAROLINA ESCOBAR SARTI
Hay libros que no sólo se leen; se sienten, se viven y, a veces, incluso nos transforman. Tanto río de Carolina Escobar Sarti es uno de ellos. Además de la poesía de alto calibre a la que nos ha acostumbrado la autora, este libro es una confesión, una crónica y un canto obstinado a la vida. Lo que Carolina logra en estas páginas sabe a milagro literario: toma el dolor de la pérdida, el desgarro de la memoria, y los convierte en un torrente de palabras que abrazan y abrasan.
Primera llamada. Mientras se lee Tanto río, no se puede dejar de pensar, casi con un nudo en la garganta, en la fuerza del agua: cómo arrastra todo a su paso sueños, huesos, hermanas mancilladas, flores imaginadas, montañas dobladas, piedras que son templo, cueva y vacío cómo limpia incluso aquello que creíamos imborrable, cómo cura las heridas que nos niegan sentir en paz.
¡Pero qué equivocados estamos si creemos que el agua es suficiente! Dijo el poeta mexicano Ramón López Velarde que el mar es menos grande y menos hondo / que el pesar. Así de dolorosos se sienten los versos que Carolina dedica a la muerte, a ratos llamada Martina Mar Mujer y hacia el final del libro nombrada en una palabra fusionada, casi un mantra: MartinaMARgarita.
Segunda llamada. Carolina lo susurra y luego lo grita: no es el agua lo que salva, ¡es la palabra! Esa palabra que no se calla, que enfrenta lo innombrable con un coraje feroz, como si no tuviera miedo de hundirse en la desesperanza. Pero ¿qué hacemos cuando hasta la palabra parece tambalearse? Carolina nos dice que la usamos para resistir. ¿Resistir a qué? ¡A todo! A la ausencia, al caos, a este mundo que parece estar derrumbándose bajo nuestros pies como un puente que no soporta más el peso de nuestras decepciones.
Y ahí es cuando uno piensa: ¿y si la palabra tampoco basta? Porque, seamos honestos, las palabras también pasan, llevándose nuestras historias, nuestras pequeñas glorias, nuestras certezas más queridas. Se llevan incluso a los necios de la esperanza que un 14 de enero en la plaza de Ciudad de Guatemala desearon la fruta y la flor de unos nuevos gobernantes que la gente votó para mantener / el fuego ardiendo.
¿Qué queda entonces? ¿Un eco que se desvanece? Carolina parece decirnos que sí, que ese eco puede ser lo único que quede de nosotros si no aprendemos a resistir ahora, ya, hoy. ¡Porque el río no espera! No perdona, no negocia, no da tregua. Y ahí estamos nosotros, con el libro en nuestras manos, pensando que tal vez nos estamos quedando sin tiempo. Y, vaya revelación, ¿qué es más aterrador que eso?
Tercera llamada. Lo que más conmueve de Tanto río es su transparencia brutal. Carolina no nos ofrece consuelo fácil ni respuestas simplistas. En lugar de ello, nos invita a enfrentarnos a lo que duele, a mirar de frente a nuestras cicatrices y a recordar que, como el agua, siempre podemos encontrar un nuevo camino. Un camino inmarcesible, en el que uno puede reír y llorar al mismo tiempo. Como ella misma escribe: Recostada con el muro / río / e imagino lo que está más allá. Esa es, quizás, la lección más importante de Tanto río: hay algo más allá. Siempre lo hay.
Guadalupe Loaeza / Diego Antoni