- Editorial:
- PORRUA
- Materia:
- Ensayo e historia guatemalteca
- ISBN:
- 978-970-07-3654-9
- Páginas:
- 1032
HISTORIA VERDADERA DE LA CONQUISTA 1-2
DIAZ DEL CASTILLO, BERNAL
Bernal Díaz del Castillo es para nosotros el historiador de la conquista de México, porque a ninguno otro, ni aun a Cortés mismo en sus magníficas Cartas de Relación, por mucho que parezca exagerado o ingenuo, hemos concedido a un igual crédito y autoridad. Podría suponerse que la circunstancia de haber sido actor o testigo y el nombre que impuso a su narración de aquellos hechos memorables, cuando la intituló Historia Verdadera, influyen en nuestro ánimo: pero en realidad concluímos , a poco de meditar posibles interpretaciones, que es la forma literaria lo que seduce, quizás porque recuerda esa manera popular de narrar aparentemente fácil, fluída, sencilla, y en el fondo complicada y compleja, que se divierte a cada instante en cualquiera evocar desordenado y en digresiones que no siempre llegaron oportunas. Los relatos que poseemos de la epopeya mexicana, así los de fuente española como los de procedencia indígena, son en buena copia y de ordinario revestidos de valor altísimo: y, sin embargo, todos ellos van siendo retirados a un segundo término por el más leve descuido de nuestra atención, para dejar solamente y dominando en el primer plano la figura y la palabra de Díaz del Castillo. Y es curioso de observar que no tenemos ningún retrato suyo auténtico.
Tomo I.
Introducción
Capítulo I. Comienza la relación de la historia
Capítulo II. Cómo descubrimos la provincia de Yucatán
Capítulo III. Cómo seguimos la costa adelante hacia el poniente, descubriendo puntas bajos
Capítulo IV. De las guerras que allí nos dieron estando en las estancias y maizales
Capítulo V. Cómo acordamos de volvernos a la Isla de Cuba y de los grandes trabajos.
Capítulo VI. Cómo desembarcamos en la bahía de la Florida veinte soldados.
Capítulo VII. De los trabajos que tuve hasta llegar a una villa que se dice la Trinidad.
Capítulo VIII. Cómo Diego Velázquez, gobernador de la Isla de Cuba .
Capítulo IX. Cómo fuimos la derrota según y de la manera que lo habíamos traído.
Capítulo X. Cómo seguimos nuestro viaje y entramos en un río muy ancho que le pusimos
Capítulo XI. Cómo llegamos al río de Tabasco que llaman de Grijalva, y lo que allí nos avino.
Capítulo XII. Cómo seguimos la costa adelante, hacia donde se pone el sol, y llegamos al río .
Capítulo XIII. Cómo llegamos al paraje del río de bandera y de lo que allí se hizo.
Capítulo XIV. Cómo llegamos aquella isleta que ahora se llama San Juan de Ulúa.
Capítulo XV. Cómo Diego Velázquez, gobernador de Cuba, envió en nuestra busca.
Capítulo XVI. Cómo fuimos descubriendo la costa adelante hasta la provincia de Pánuco.
Capítulo XVII. Cómo Diego Velázquez envió a España para que Su Majestad le diese licencia
Capítulo XVIII. De los horrores y cosas que escriben los coronistas Gómara
Capítulo XIX. Cómo vinimos con otra armada a las tierras nuevas descubiertas
Capítulo XX. Cómo Cortés se apercibió y entendió en las cosas que covenían para despacharse.
Capítulo XXI. De lo que cortés hizo después que llegó a la villa de la Trinidad
Capítulo XXII. Cómo el gobernador Diego Velázquez envió en posta dos criados a la villa
Capítulo XXIII. Cómo el capitán Hernando Cortés se embarcó con todos los soldados.
Capítulo XXIV. Cómo Diego Velázquez envió a un criado que se decía Gaspar.
Capítulo XXV. Cómo Cortés se hizo a la vela con todo su compañía de caballeros
Capítulo XXVI. Cómo Cortes mandó hacer alarde de todo el ejército y de lo que más nos avino
Capítulo XXVII. Cómo Cortés supo de dos españoles que estaban en poder de indios
Capítulo XXVIII. Cómo Cortés repartió los navíos y señaló capitanes para ir en ellos
Capítulo XXIX. Cómo el español que estaba en poder de indios se llamaba Jerónimo
Capítulo XXX. Cómo nos tornamos a embarcar y nos hicimos a la vela para el río
Capítulo XXXI. Cómo llegamos al río de Grijalva, que en lengua de indios llaman tabasco
Capítulo XXXII. Cómo mandó Cortés a dos capitantes que fuesen con cada cien soldados
Capítulo XXXIII. Cómo Cortés mandó que para otro día nos aparejásemos todos
Capítulo XXXIV. Cómo nos dieron guerra y una gran batalla todos los caciques de tabasco
Capítulo XXXV. Cómo envió Cortés a llamar a todos los caciques de esas provincias
Capítulo XXXVI. Cómo vinieron todos los caciques y calachonis del río de grijalva y
Capítulo XXXVII. Cómo doña Marina era cacica, e hija de grandes señores
Capítulo XXXVIII. Cómo llegamos con todos los navíos a San Juan de Ulúa
Capítulo XXXIX. Cómo fué Tendile a hablar a su señor Montezuma y llevar el presente
Capítulo XL. Cómo Cortés envío a buscar otro puerto y asiento para poblar
Capítulo XLI. De lo que hizo sobre el rescatar del oro y de las otras cosas que en el real pasaron
Capítulo XLII. Cómo alzamos a Hernando Cortés capitán general y justicia mayor
Capítulo XLIII. Cómo la parcialidad de Diego Velázquez perturbaban el poder.
Capítulo XLIV. Cómo fué acordado de enviar a Pedro de Alvarado la tierras adentro
Capítulo XLV. Cómo entramos en Cempoal que en aquella sazón era muy buena
Capítulo XLVI. Cómo entramos Quiauiztlan, que era pueblo puesto en fortaleza.
Capítulo XLVII. Cómo Cortés mandó que prendiesen aquellos cinco recaudadores
Capítulo XLVIII. Cómo acordamos de poblar la Villa Rica de la Vera Cruz.
Capítulo XLIX. Cómo vino el cacique gordo y otros principales a quejarse a Cortés
Capítulo L. Cómo ciertos soldados de la parcialidad de Diego Velázquez, viendo
Capítulo LI. Lo que nos acaeció en Cingapacinga y a la vuelta que Volvimos por cempoal.
Capítulo LII. Cómo Cortés mandó hacer un altar y se puso una imagen de Nuestro procurador
Capítulo LIII. Cómo volvimos a nuestra Villa Rica de la Vera Cruz y lo que allí pasó
Capítulo LIV. De la relación y carta que escribimos a su Majestad con nuestro procuradores
Capítulo LV. Cómo Diego Velázquez gobernador de Cuba, supo por cartas.
Capítulo LVI. Cómo nuestros procuradores, con buen tiempo. Desembocaron el canal
Capítulo LVII. Cómo después que partieron nuestros embajadores para su Majestad
Capítulo LVIII. Cómo acordamos de ir a México, y antes que partiésemos dar todos
Capítulo LIX. De un razonamiento que Cortés nos hizo después de haber dado con los navíos
Capítulo LX. Cómo Cortés fue adonde estaba surto el navío, y prendimos seis soldados
Capítulo LXI. Cómo ordenamos de ir a la ciudad México, y por consejo del cacique
Capítulo LXII. Cómo se determinó que fuésemos por Tlaxcala y les enviábamos mensajeros
Capítulo LXIII. De las guerras y batallas muy peligrosas que tuvimos con los tlaxcaltecas
Capítulo LXIV. Cómo tuvimos nuestro real asentado en unos pueblos y caserías que se dicen
Capítulo LXV. De la gran batalla que hubimos con el poder de Tlaxcaltecas y quiso Dios
Capítulo LXVI. Cómo otro día enviamos mensajeros a los caciques de Tlaxcala
Capítulo LXVII. Cómo tornamos a enviar mensajeros a los caciques de Tlaxcala
Capítulo LXVIII. Cómo acordamos de ir a un pueblo que estaba cerca de nuestro real
Capítulo LXIX. Cómo después que volvimos con Cortés de Zumpancingo
Capítulo LXX. Cómo el capitán Xicotenga tenía apercibidos veinte mil guerreros
Capítulo LXXI. Cómo vinieron a nuestro real los cuatro principales que habían enviado
Capítulo LXXII. Cómo vinieron a nuestro real embajadores de Montezuma , gran señor
Capítulo LXXIII. Cómo vino Xicotenga, capitán general de Tlaxcala a entender en las paces
Capítulo LXXIV. Cómo vinieron a nuestro real los caciques viejos de Tlaxcala
Capítulo LXXV. Cómo fuimos a la ciudad de Tlaxcala, y lo que los caciques viejos hicieron
Capítulo LXXVI. Cómo se dijo misa estando presentes muchos caciques, y de un presente
Capítulo LXXVII. Cómo trajeron las hijas a presentar a Cortés y a todos nosotros
Capítulo LXXVIII. Cómo Cortés preguntó a Maseescaci y a Xicotenga por las cosas
Capítulo LXXIX. Cómo acordó nuestro capitán Hernando Cortés con todos nuestros
Capítulo LXXX. Cómo el gran Montezuma envío cuatro principales hombres de mucha cuenta
Capítulo LXXXI. Cómo enviaron los de Cholula cuatro indios de poco valía a disculparse
Capítulo LXXXII. Cómo fuimos a la ciudad de cholula y del gran recibimiento
Capítulo LXXXIII. Cómo