Las erratas sobrevivirán a la especie humana entre las piedras y las cucarachas. Desde que existen testimonios impresos, no hay un texto donde no aparezcan, para recordarnos nuestro origen, para volvernos más humildes, tolerantes. Son el contrapeso a la arrogancia, a la perfección. Por eso, cuando aparecen (a veces para mejorar un escrito), debemos hacerles un guiño en vez de llorar o infartarnos. Sin embargo, tampoco debemos ser escatológicos ni abusar. En este libro se recogen metidas de pata de personajes públicos que hacen suyo el refrán latino «errare humanum est» y siguen tan campantes en puestos como la Presidencia de la República, la Cámara de Diputados o alguna gubernatura.