Este economista ha demostrado que las decisiones no necesariamente obedecen a criterios racionales, sino que entran en juego variables psicológicas que las desvían de un racional comportamiento del Homo economicus.
La economía tradicional parte de factores racionales. Pero desde el comienzo de sus investigaciones, Thaler se dio cuenta de que estos principios no tienen nada que ver con la gente de verdad. Ya sea que compremos una radio, los boletos de un partido o solicitemos una hipoteca, todos somos víctimas de preferencias o prejuicios y tomamos decisiones que se desvían de los estándares de racionalidad que suponen los economistas. En otras palabras, nos portamos mal. Es más, este mal comportamiento tiene serias consecuencias en ámbitos que van de las finanzas personales a negocios como Uber. Todo para revelar que el estudio de los errores de cálculo y sus efectos en los mercados, que en un inicio fueron considerados por los economistas como secundarios, nos ayuda a tomar mejores decisiones, tanto personalmente como en los campos empresarial y de gobierno.