El Libro de las caídas pertenece a un género inclasificable que se encuentra a medio camino entre la narrativa y la poesía. La imagen remite al texto y el texto remite a la imagen. Ninguno existe de manera independiente y carecen de significado sin el complemento del otro. La prosa de Andrés Barba es dura y profunda. Los dibujos de Pablo Angulo de trazos gruesos y rústicos aportan al texto el dinamismo y movilidad propios de la aproximación vertiginosa hacia lo desconocido. Prosa y dibujos se reúnen y compenetran en este libro formando pequeñas instantáneas cuyo hilo conductor es el relato de una caída interminable. “Debió de ser así tu caída cuando el suelo se invirtió hacia el sol y el mundo se hizo ingrávido. ¿No caían, di, contigo todas las cosas?¿No era ese caer como un carguero turco: las bolsas, los geranios, las esperas? ¿No caían también uñas pintadas, flores robadas, cosas bonitas y nuevas, y mayores? Bienaventurada del salto. Las piedras, sí. Las hierbas, sí. El olor de los guisos. Las bicicletas y el sabor de los refrescos en verano. Todo cae contigo. Y tú de pie. Si mis manos, mi voz, te tocasen”