- Editorial:
- PALO DE HORMIGO
- Materia:
- Ensayo e historia guatemalteca
- ISBN:
- 978-99922-0-044-5
- Páginas:
- 353
LA HISTORIA DE HANS ZIMMERMANN
MARIA ODETTE CANIVELL ARZÚ
Esta historia surgió de una visita al Museo de Yad Vashem en Jerusalén. En 1996, acompañé a una delegación del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí al Museo del Holocausto. El museo se divide en dos secciones: la historia del Holocausto propiamente dicha, y el Museo de los niños. Si la primera sección causa un impacto imposible de describir en palabras, la segunda, con sus "Memorias de los niños", es sobrecogedora. Los visitantes entran a un cuarto oscuro. La única fuente de luz en el recinto proviene de millares de velas encendidas en honor de cada niño que pereció en el Holocausto. Una voz serena nombra a estas víctimas inocentes, anunciando su edad y su país de origen.... Con cada nombre que escuchaba sentía una rabia sorda por la futilidad de estas muertes. Quizá algún militar pragmático pueda explicar la pérdida de vidas humanas en una guerra, pero no creo que exista alguien capaz de encontrar un motivo para justificar la muerte de todos esos niños indefensos. El mundo, desafortunadamente, no ha cambiado en la segunda mitad del siglo. Todavía nos rehusamos a creer que la iniquidad es perpetrada por hombres comunes y corrientes. Tal vez vecinos o amigos. Cuando publiqué mi primera novela, MARIA ISABEL, en 1995, la percepción de la historia de los últimos 20 años (en cualquier país de Latinoamérica) estaba contaminada por nuestro propio deseo de no ver la realidad. De aislarnos en la cotidianidad para negarnos a verle el rostro a la maldad. Así, los conflictos sociales que se produjeron en la década de los sesenta, setenta y ochenta, en casi todo el continente se convirtieron en conflictos de "baja intensidad" o "malestar social". De alguna manera esta terminología menguaba la importancia del conflicto interno de los países que se vieran afectados por los movimientos guerrilleros y la inestabilidad de la sociedad civil. No importa la nomemclatura que querramos emplear. Para aquellos que murieran en América Latina producto de la violencia, la conflagración fue algo más que un epitafio en el periódico. A ellos dedico esta historia.