En este poemario no hay sonetos, sino la cotidianiada hecha verso, imagenes que reconstruyen un inventarentario de obseciones en el que trasncurre el drama de los habitantes de la ciudad, sean bohemios, oficinistas,comerciantes, suicidas o enamorados. Todos los personajes caben en un diagnostico, acaso preventivo, acaso terminar. Estar sano o enfermo entre la belleza y lo obseno, entre la indiferencia y la poesia, quizá sea el espíritu de la obra que con un lenguaje de desesperanza, busca que quienes se vean retratados en alguna página puedan nacer a la conciencia, a la esperanza.