Vincenzo Chironi pisa por primera vez la isla de Cerdeña en 1943, el año del hambre y de la malaria. Consigo trae solo un viejo documento que certifica su fecha de nacimiento y su nombre. Por delante tiene un duro viaje hasta Nuoro, donde su abuelo Michele Angelo y su tía Marianna van a recibirlo como si de un milagro se tratase. Él es la esperanza de esta estirpe de herreros y por eso cuando conoce a Cecilia, que tiene «los ojos de un color que no se puede explicar», la rama de los Chironi parece florecer de nuevo. Solo lo parece… En esta segunda entrega de la saga, los Chironi siguen sufriendo, amando, levantándose y cayendo bajo las garras de un destino caprichoso y de una Cerdeña llena de luces y sombras.