Pensar en las geografías que uno vive como lugares de memoria es un ejercicio que obliga a distanciarse de eso que para uno es diariedad, sitios por don de ha transcurrido la vida, ahora sometidos a estudio y escrutinio.
En cada uno de los lugares de memoria elegidos, Vannini hace un recuento histórico minucioso de lo que dicho lugar significó. Los que conocieron estos espacios gozarán de volver a ellos acompañados por la erudición de su autora. Mas el constante recambio de tradiciones desasosiega. El libro pone al descubierto el irrespeto profundo por la tradición histórica, la carencia absoluta de fe en la institucionalidad, el egoísmo de cada uno de los gobernantes, su deseo de proyectarse como espejo en el espacio público y hacer tabula rasa de lo que hicieron otros, el miedo a su propia perdurabilidad. Esos son los significados profundos de las resignificaciones, norma de una tradición cultural bien asentada en un territorio administrado como propiedad personal.
Ileana Rodríguez