Dicen que un verdadero estadista es aquel que se preocupa más por las próximas generaciones que por las próximas elecciones. Sin embargo, la dura realidad es que en el sistema político guatemalteco son abundantes los intereses cortoplacistas, las organizaciones efímeras y las fundamentaciones ideológicas precarias. Además, es innegable que el guatemalteco promedio cada vez siente menos respeto por conceptos como "democracia", "política" y "partidos políticos". La institucionalidad, tan esencial para la consolidación del Estado de derecho, no ha logrado echar raíces entre los partidos políticos nacionales, cuyos ciclos de vida aún dependen casi enteramente de la buena o mala fortuna de los "caudillos" que los lideran, y cuyo carácter no deja de ser esencialmente el de meras plataformas electorales.
En ese contexto, el M. A. Jaime Fernando Osorio Alonzo, Investigador/ Colaborador de este Instituto, en su investigación titulada Partidos políticos en Guatemala, analiza la situación de este conjunto de actores que son fundamentales para el desarrollo de la democracia y se cuestiona sobre las condiciones que llevan a que los partidos políticos en Guatemala sean tan numerosos, volátiles y desiguales, así como el desencanto que la población siente hacia estas organizaciones políticas cuya razón de ser es precisamente representar al pueblo que aparentemente ha dejado de creer en ellos.