Esta novela nos enfrenta con temperamentos artísticos comprometidos en búsquedas atípicas, no necesariamente acertadas, de alternativas expresivas (riesgos, aventuras y consecuencias) en un medio urbano saturado por los monstruos del consumo y del mercantilismo. El narrador, testigo y partícipe de los hechos, cuestiona las convenciones con que ha sido "educado", al entrar en contacto con un alma peligrosamente libre que no admite domesticaciones y que, de manera creativa, y no obstante autodestructiva, vive en la selva urbana y gesta en sí mismo la obra artística sin concesiones, lo que necesariamente genera una transformación en este mundo de inercias teledirigidas. Sustancias prohibidas, prostitución masculina, homoerotismo, raves, trance, paranoia. Todo esto está dibujado en esta novela alucinante sobre la toma de espacios urbanos por artistas marginados. Fue escrita en San Salvador, El Salvador, entre enero y setiembre de 2000, y ese mismo año ganó el Premio Único de los Juegos Florales Salvadoreño.