Huyendo de Roma y de un matrimonio demoledor, Isabel Osmond viaja a Londres, donde se repone de la traición de su marido. ¿Qué hacer ahora, qué camino debería seguir y cuál es la salida del complejo laberinto emocional en el que lleva tanto tiempo atrapada? Bajo el estímulo del dolor y la certeza de haber sido seriamente agraviada, decide reemprender la búsqueda de libertad e independencia que animó su juventud. Pero debe regresar a Italia, enfrentarse a Gilbert Osmond y deshacerse de su poderoso yugo.
La señora Osmond es una proeza literaria que tiene el Retrato de una dama de Henry James como telón de fondo: una novela magistral sobre la deslealtad, la corrupción y la ambigüedad moral. Este es el soberbio retrato de una heroína inolvidable.
«Solo alguien como John Banville podía atreverse a darle una vuelta de tuerca a Henry James. La cuestión, claro, era si lo pintaría bien y haciéndole los honores que le corresponden a su genio y estilo. Excelentes noticias: La señora Osmond es el vivo retrato de una inmensa novela (qué buena es, y qué alivio que sea tan buena). Bienvenida a casa, Isabel Archer.»
Rodrigo Fresán
La crítica ha dicho...
«John Banville es uno de los mejores novelistas en lengua inglesa y un experto ventrílocuo. La señora Osmond es una novela admirable.»
Edmund White, The Guardian
«Una noble secuela [...]. Además de una impresionante recreación de las atmósferas y el ritmo de Henry James, posee un suspense que te atrapa.»
The Observer
«Una brillante proeza de ventriloquía literaria [...]. Rico y cautivador, este ejercicio de empatía creativa constituye una secuela de altura.»
The Sunday Times
«Hace tiempo que John Banville es el mejor novelista irlandés de su generación [...]. Una novela deliciosa y absorbente.»
Irish Independent
«El mejor escritor en activo en su idioma y, si hay justicia, Nobel cercano [...]. Leemos a Banville para recordar qué era eso de leer.»
Rodrigo Fresán, ABC Cultural
«John Banville, recurrente candidato al Nobel, se mueve en terrenos proustianos y nabokovianos armado con un arma definitiva: el estilo.»
Nadal Suau, El Cultural