Con Nana, incluida en el ciclo de los Rougon-Macquart, y enmarcada en la crítica a la hipocresía y la corrupción moral de fin-de-siècle, Emile Zola se ganó la admiración de Flaubert, entre otros: "¡Capítulo XIV, insuperable...! ¡Sí...! ¡Dios Todopoderoso...! ¡Incomparable!...".
Con introducción de Henri Mitterand y Traducción de José Escuézola.
Corre el año 1867, el año de la Exposición Universal. Mientras la Ville Lumière se llena de una élite cosmopolita que se pasea por sus majestuosos bulevares, el destino fatal de Nana, la hija de la lavandera de La taberna y cortesana de belleza provocadora que triunfa en el teatro de variedades, es el de la burguesía decadente.